- Iselda Bugueño, mamá de Martín (13) y la menor de cinco hermanos, suma ya siete años arriba de un camión de alto tonelaje, casi dos como monitora para la formación de nuevos operadores y este es el primero de su etapa como perforista, labor que hasta antes de su ingreso junto a otras tres mujeres del Choapa solo era desarrollada por hombres.
- “Acá no vale decir yo no sé nada, porque en el proceso hay gente que está detrás de tuyo para apoyarte, enseñarte y darte la confianza de que como mujeres del Choapa también podemos hacerlo”, afirma.
En Minera Los Pelambres hay cuatro mujeres de la provincia de Choapa que han iniciado el desafío de cambiar la cabina de un camión de extracción (CAEX) por la de una perforadora, maquinaria encargada de realizar orificios en el macizo rocoso del rajo previo a la instalación de explosivos, labor que con una distribución y geometría precisa hasta ahora solo ha sido ejecutada por hombres.
Una de las mujeres que busca hacer historia en la faena de la cordillera del Choapa es Iselda Bugueño Vargas, salamanquina de 31 años, quien recuerda con nostalgia el inicio de este desafío. “Nos llegó un mail informando sobre la posibilidad de ser perforista. Rápidamente lo empezamos a comentar con otras operadoras, porque era una oportunidad que estábamos esperando, estábamos súper contentas. En mi caso cumplía los requisitos, como por ejemplo ser operadora de CAEX con más de cinco años de antigüedad y tener una evaluación de 100%, así que dije yo me la puedo y voy a quedar”, dice Iselda, quien por estos días no sólo cursa la segunda etapa de formación para ser perforista, sino que también se consolida como monitora en la formación de nuevos operadores de camiones de extracción.
“Esta fue una oportunidad que me confiaron mis propios supervisores y, cuando llega de esa manera, una se llena de motivación para tomar el desafío. Como yo también fui aprendiz, siempre intento que el proceso sea cada vez más confortable para los que se van sumando, que por lo demás son cada vez más mujeres y del Choapa, lo que sin duda es muy importante”, asegura.
Estas experiencias que la llenan de orgullo -como perforista en formación y operadora CAEX- son también el resultado de su capacidad para sobreponerse a cada una de las dificultades que le ha presentado la vida. La más difícil, por ahora, el hecho de ser madre a temprana edad. “Fui mamá muy joven, y si bien mis planes eran irme a estudiar nutrición, tuve que ver otras alternativas para salir adelante. Con el apoyo de mis padres y dividiendo el tiempo entre trabajos administrativos y mi rol de mamá, pude irme a estudiar a Illapel para finalmente recibirme como prevencionista de riesgos. Logré trabajar en un par de empresas colaboradas, pero sabía que tenía que seguir buscando algo aún mejor para mi hijo”, dice Iselda haciendo referencia a Martín, de ya 13 años.
Fue así como en el año 2016 esta joven salamanquina inició su travesía en Minera Los Pelambres, luego de ser seleccionada en el programa Aprendices Mina. “Lo primero que hice fue contarles a mis padres. Mi madre (Anita), además de sorprendida, estaba muy preocupada, con algo de miedo, propio obviamente de ese instinto protector que desarrolla una mamá y que ahora comprendo mucho mejor. Con mi padre (Danilo), aunque estaba igual de sorprendido, fue un golpe instantáneo de motivación”, revela.
El primer día al lado de un CAEX aún está grabado en la memoria. “Fue sorprendente, no sólo por las dimensiones que tiene un camión, sino porque la primera visita a la mina fue en invierno y había nevado días antes. Había mucho barro, los camiones andaban con cadenas en los neumáticos y un CAEX en particular estaba haciendo maniobras para no quedar atrapado en una zona con barro. Entonces dije wow, esos son los que tenemos que operar nosotras”.
Luego de superar los nervios iniciales, nada la detuvo. Hoy ya suma más de siete años arriba de un camión de extracción, casi dos como monitora y está en el primero de su etapa como perforista. Sin duda una historia que motivará tantas otras historias de mujeres del Choapa en Minera Los Pelambres.
“Acá no vale decir yo no sé nada, porque en el proceso hay gente que está detrás tuyo para apoyarte, enseñarte y darte la confianza de que como mujeres del Choapa también podemos hacerlo, y siento un gran orgullo, sobre todo como mamá, porque sé que el cambio en mi vida ha valido la pena, él (su hijo) está bien y no le falta nada. Y si bien me he perdido algunas celebraciones por las características propias de este trabajo –turno 7x7- al final todo lo hago por él”, sentencia.
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